“Pido perdón a mis compañeros por haber perdido un balón”, reconoció Dani Parejo, cruzado de brazos tras la batalla. “Somos humanos y alguna vez fallamos. Yo seguiré pidiendo el balón como siempre, porque es mi carácter, y esta forma de jugar nos ha dado más de lo que nos ha quitado”.
El capitán del Villarreal hizo acto de contrición después de un duelo vibrante en La Cerámica. El partido comenzó bajo control local, hasta que un error de Parejo, que entregó el balón a Conceiçao, propició el 1-2 y obligó al equipo a luchar por la remontada. La persistencia del Villarreal se vio recompensada en el minuto 90, cuando Renato Veiga igualó de cabeza tras un córner, otorgando al equipo su primer punto en esta Champions.
La Juventus, histórica referencia de orden, sobriedad y clase, se mostró agitada y nerviosa, fruto de años de confusión institucional, y no supo frenar la puesta en escena de un Villarreal que entró al partido con calma, convicción y seguridad. Los castellonenses encontraron su espacio, sobre todo cuando Tudor mandó a sus jugadores a presionar más arriba de lo habitual. El técnico italiano descubrió pronto que su equipo carecía de la cultura táctica para afrontar la presión rojilla, y cada minuto que pasaba en bloque medio sin control favorecía a Parejo y sus compañeros, siempre listos para atacar la espalda de Gatti.
Con Comesaña moviéndose entre líneas para apoyar los veloces ataques de Pépé, los defensas y pivotes de la Juve comenzaron a sufrir. Un paso en falso podía derivar en un contragolpe letal, y así ocurrió cuando Parejo se asoció con Comesaña, quien bajó al mediocampo y habilitó a Parejo con el horizonte despejado. Kelly desubicado, Mikautadze quedó libre, se internó entre los centrales, y tras un derribo de Gatti, Pépé le devolvió el balón. Mikautadze finalizó la jugada con el 1-0.
El gol encendió al público, reforzó la confianza local y sembró el desconcierto en la Juventus. La desesperación visitante transformó las faltas tácticas en transiciones rápidas, con desajustes defensivos que permitieron avisos de Pedraza y Buchanan, aunque Perin respondió.
Conceiçao, con su dinamismo, cambió el escenario en la segunda mitad. Desbordó por la derecha y asistió a David, cuyo remate desafortunado impidió el empate. La Juventus se asentó en el área rival y logró el 1-1 con Gatti y Kelly en una jugada caótica. Minutos después, Parejo erró un disparo crucial y, en la siguiente acción, su pase a Renato fue interceptado por Conceiçao, que anotó el 1-2.
El Villarreal no se rindió y, gracias al empuje de su afición, logró el empate con un cabezazo de Renato Veiga en el minuto 90, celebrando con gestos que amplificaban la ovación de La Cerámica. Veiga, de 22 años y con experiencia en Alemania, Suiza, Inglaterra e Italia, recaló este verano tras ser descartado por Chelsea y Juventus, cerrando así un círculo en su carrera.
Marcelino, satisfecho, declaró en rueda de prensa: “Me voy con sensaciones extraordinarias. Competimos de tú a tú contra un gran rival. En las ocasiones más importantes siempre fuimos por delante. La segunda parte tuvo altibajos, pero nos rehicimos y dominamos. Estoy muy orgulloso de mis jugadores. Este equipo tiene alma, ambición, cree en lo que hace y puede competir con cualquiera”.

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