El Athletic sigue sin puntuar en la Champions después de enfrentarse a dos rivales de entidad. En Dortmund, ante el Borussia, los rojiblancos desperdiciaron una primera mitad plana, pero regresaron con otra actitud en la segunda. Plantaron cara al equipo alemán y, tras encajar un segundo gol, reaccionaron con fuerza, llegando incluso a acariciar el empate en un partido que parecía perdido. Sin embargo, el Borussia, con experiencia en la máxima competición europea, supo capear el temporal y cerrar el encuentro con un gol aislado. En el partido debutó con el Athletic el joven Ibon Sánchez, una de las promesas de Lezama, que con un disparo certero hizo volar a Kobel.
El Athletic apareció en el campo apocado, con la sensación de verse superado por el escenario, y eso se reflejó en una primera mitad en la que el Borussia jugó cómodo. Los alemanes, conscientes de la ansiedad rojiblanca, se movían con tranquilidad, sin necesidad de esforzarse demasiado, ante un rival que se mostraba tímido y replegado en cada disputa, a pesar de los 4.000 aficionados bilbaínos presentes en el Iduna Park.
El Borussia no tuvo llegadas claras, pero su presencia se notaba y cualquier fallo del Athletic podía convertirse en peligro. Y así ocurrió cuando Adeyemi arrancó con velocidad, superó a Gorosabel y Navarro, y su pase atrás fue empujado por Svensson pese al esfuerzo de Unai Simón. Con aparente facilidad, el Borussia se adelantó y mostró que los hombres de Valverde iban a tener difícil encontrar respuestas para equilibrar el partido. Los alemanes se sentían cada vez más cómodos, sin apretar demasiado, conscientes de que cualquier acelerón podía complicar la vida al Athletic.
Sin embargo, Ernesto Valverde, como viene siendo habitual, optó por mover ficha al descanso. Esta vez, con un tono más moderado que ante el Girona, introdujo tres cambios: Laporte, Guruzeta y Galarreta sustituyeron a Vivián, Williams y Jauregizar. La transformación fue casi inmediata. El Athletic salió con otra energía y empezó a jugar con valentía y sentido del juego, gracias al papel de Galarreta en el medio. Sin embargo, un nuevo golpe llegó cuando Chukwuemeka superó a la defensa y batió a Unai por el palo corto tras un roce con Gorosabel.
El Athletic, lejos de rendirse, mantuvo su impulso. Movía la pelota de un lado a otro, llegaba con más frecuencia al área y generaba sensación de peligro. Así llegó el gol que recortó distancias: un balón desde la derecha provocó un error de los centrales del Borussia, y Guruzeta remató sin oposición. El equipo bilbaíno se creció y buscó con determinación el empate, apoyado por los ánimos de su hinchada y los silbidos de la afición local. Robert Navarro tuvo una gran oportunidad, pero su gol fue anulado por fuera de juego, y en la siguiente acción su disparo no logró la rosca necesaria para batir a Kobel.
Con convicción, el Athletic siguió buscando el segundo gol. Navarro volvió a aparecer por la línea de fondo y centró atrás para Guruzeta, pero Svensson logró despejar el balón. La desgracia se cebó con los rojiblancos cuando un disparo de Sabitzer tocó en la pierna de Guirassy, despistando a Unai y abriendo una brecha insalvable en el marcador, que Julian Brandt cerró en el tiempo de descuento.

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